Honrando a mi madre y a mi padre, soy de nombre María Cristina. Nací en un hogar humilde, siendo la hija menor de mi madre y la última nieta de mis abuelas materna y paterna. Crecí junto a ellas y mis hermanas en distintas casas llenas de movimiento, de vida y de muerte. Mi infancia estuvo marcada por la muerte de mi hermana y de mi padre. Así, mi niñez estuvo llena de un gran contraste entre los momentos de socialización y los momentos de soledad, entre la alegría y la tristeza. Siempre fui una niña creativa, soñadora, cuidadosa y amorosa.

Junto al inicio de mi etapa adolescente, llegó la pérdida de mi madre, herida que me llevó por caminos de gran profundidad dentro de mí. Fui una joven rebelde, aventurera y pasional. Era una flecha sin rumbo ni dirección, aunque el movimiento siempre estuvo presente en mi vida: estudiando, trabajando y viajando de forma temprana.

Más adelante, comencé mis estudios universitarios en Granada. Mis pasiones se encontraban a medio camino entre la educación y la comunicación. Me decanté por la primera, comenzando a estudiar pedagogía, para cambiar después a Magisterio. Fui becada para realizar un intercambio educativo en la ciudad de Veracruz, México, en el año 2012. Esta experiencia supuso un antes y un después en mi experiencia de vida, un gran impulso transformador hacia mi presente.

Posteriormente, cursé una maestría con la misma Universidad: “Estudios e Intervención Social en Inmigrantes, Desarrollo y Grupos Vulnerables”. Se abrió en mí la puerta de la investigación y me embarqué en un proyecto que buscaba relacionar los estereotipos, las creencias, el Desarrollo Humano, los grupos vulnerables (infancia, mujeres, colectivo LGBTIQ+) y el sistema educativo desde un prisma global. Experimenté esta exploración sumergiéndome en las profundidades de un gran cuestionamiento que supuso transitar un abismo de oscuridad interior, mientras que, a un mismo tiempo, esperábamos en pareja la llegada de nuestra hija.

Toda la oscuridad que fui experimentando, desde la alquimia y la transformación, pasó a ser impulso hacia la materialización de mis sueños y anhelos. Todo lo que llegó después, supuso el despertar de la Sabiduría Ancestral de la Tierra a través de mi propio torrente de sangre y de vida. Sentí que todo ese estudio, que había resonado tan profundamente en mí, había llegado para ser compartido desde un lugar de cuidado y Amor. Así, llegaron los Círculos de Mujeres a mi vida para darme la llave maestra hacia el encuentro con la Comunidad de forma horizontal y Sagrada.